Matrimonio, pero…¿Qué es?
Las razones para unirse en matrimonio suelen ser muchas. Aunque no todas las razones son lo suficientemente fuertes para darle al matrimonio la base sólida que requiere para desarrollarse felizmente, no quisiera adentrarme en los motivos por los cuales las personas llegan a casarse pero sí quisiera exponer aquí el común denominador del concepto de matrimonio, que es simplemente pasar el resto de nuestras vidas con la pareja elegida. O al menos esa es la idea primordial que la mayoría de las personas tiene al unirse en matrimonio.
Si bien incluso podría considerarse bastante factible la idea de convivir con una persona por el resto de nuestras vidas, otra cosa muy distinta es hacerlo felizmente, lo cual pudiera considerarse hasta una utopía. Es por eso que un matrimonio bien llevado es todo un arte; porque los miembros de la pareja intentan llevar a la realidad el concepto de felicidad que cada uno de ellos tiene como individuo.
El matrimonio también es, cuando se lleva con consciencia plena y por voluntad, el esplendor de las aptitudes del ser humano, porque es aquí donde se ponen a la práctica todas esas aptitudes que se han aprendido a través de la convivencia a lo largo de la vida. Pero el matrimonio es también la exposición abierta de nuestros defectos tal como somos, sin máscaras, y su magia radica en que, aún cuando exponemos abiertamente nuestros defectos, lo hacemos siempre con la confianza y la seguridad de que nuestra pareja no nos juzgará nunca (o al menos eso sería el ideal de lo que un matrimonio debiera ser, al menos para su servidora).
Pero, ¿Qué es lo que se busca fuera de la familia consanguínea? Es decir, aparte de cualquier razón materialista o de conveniencia -cuando la hay- ¿Porqué otra razón habría alguien de querer unirse en matrimonio? La familia consanguínea, por lo general, suele tratarnos con cercanía y confianza sin necesidad de que tengamos que “ganarnos” su aceptación, pues su amor es incondicional por el solo hecho de que hemos nacido dentro del núcleo familiar. Por tanto, ganarnos su empatía no representa (o no debiera representar) ningún reto ni logro personal.
De forma contraria, la pareja la elegimos a voluntad y, aún sin tener un lazo consanguíneo, decidimos comprometernos con ella en todos los sentidos con el fin primordial de ser plenos. Esto sin duda representa un verdadero logro personal cuando provocamos que la felicidad de la pareja sea la propia y viceversa. Es aquí cuando se extienden nuestras alas como pareja, cuando encontramos la plenitud en el dar y recibir, en el respetar y ser respetados, en el escuchar y ser escuchados, en el amar y ser amados.
Por:
Carla Seldner / Visita Peñasco, Febrero 2013
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Nuestras vacaciones en Puerto Peñasco fueron maravillosas, mis hijos se enamoraron de las albercas, el restaurant estaba de lujo, todo el personal muy amable, el condominio estaba en excelentes condiciones.
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