Para quienes vivieron el ANTES DEL INTERNET
Hace unas semanas fui de visita a lo de mis padres. Tan pronto como llegué, mi sobrino de 10 años (quien casualmente estaba también de visita) vino hacia mí a saludarme con un beso evidentemente corto y regresó con mucha prisa hacia el pasillo de donde había salido. De momento me causó gracia que su prisa me evocara la imagen de la clásica ama de casa ocupada que recuerda tener que regresar a apagar la estufa. Me preguntaba qué cosa en el mundo podría ser lo que causara tanta prisa a un niño de tan solo 10 años; probablemente algún videojuego de monstruos o zombis a la espera de ser debidamente ajusticiados.
Y mis pacientes lectores se preguntarán ahora ¿Y qué tendrá que ver toda esta historieta con el título de este artículo? iPaciencia! Les prometo que tiene todo que ver; justo ahora voy a eso. Me adentré en el pasillo donde estaba mi sobrino y lo encontré concentrado frente al monitor de la computadora sin dejar de balbucear algo parecido a “título…autor, álbum…es de 5 megabytes”. Me quedé por muchos segundos después atorada en ese pensamiento, divagando acerca de esa palabra tan extraña, “megabytes”. No; tal vez no era la palabra lo que resonaba tanto en mi cabeza, sino era más bien que sonaba muy extraña proviniendo de un niño tan joven. “¿Megabytes? ¿Es broma? ¿Sabrá acaso mi sobrino con qué se comen los megabytes?”. Supongo que solo para nosotras las personas de 35 años o más, un niño utilizando esa terminología solo sucedería en las historietas de ciencia ficción. Pero para un niño de esta era, la era del internet, eso es evidentemente de lo más común.
Y es que hace 18 años (que para mí pareciera que fue apenas la semana pasada), su servidora cursaba la preparatoria y puedo jurarles, con pacto de sangre y saliva en la mano, que ni mis compañeros de preparatoria ni yo podríamos siquiera haber soñado que nuestra clase de computación incluyera algún capítulo de navegación por internet, simplemente porque el internet en ese tiempo aún no existía (o por lo menos aún no se comercializaba para el alcance público). En lugar de eso, pasábamos una hora o dos cada día ideando diagramas de flujo o programas específicos para que la computadora (que en esos tiempos no era de pantalla plana sino una enorme caja que tardaba años en iniciarse) pudiera interpretar tareas específicas. Todo esto acompañado de cursillos para saber un poco de algo que recuerdo como MS-DOS o para manejar Word o Excel lo más decentementeposible pero, más allá de eso, nada.
Y como era de esperarse, cuando el internet como lo conocemos ahora salió a la luz pública, no podíamos creer los alcances de la tecnología: no solo podíamos chatear con cualquier persona en tiempo real, sino que además podíamos chatear con cualquier persona EN EL MUNDO, así, con mayúsculas, porque la impresión para nosotros era mucha. Los lectores que se identifican con lo que estoy hablando probablemente pertenezcan a esa, mi generación, que entre broma y broma llamo la vieja escuela o la generación austera porque, aún mientras cursábamos la preparatoria, no contábamos con todas las comodidades de la tecnología actual ni con internet y su nutriente flujo de información rápida, pero igual teníamos que resolverlo todo con lo que teníamos al alcance, a lo mucho una calculadora y una enciclopedia. Y la calculadora solo cuando se trataba de ecuaciones realmente complejas de cosenos y tangentes, porque nada de usarla para simplezas como multiplicaciones o divisiones, que casi debíamos hacer mentalmente.
Y las enciclopedias, dado que eran casi nuestra única fuente irrefutablemente bíblica de información, eran en ellas que basábamos gran parte de nuestra educación formal. Hoy en día hasta nos causa gracia recordar lo famoso que podía ser cualquier compañero de escuela por el hecho de tener una enciclopedia en casa, porque entonces todos los demás compañeros querrían ir a la casa del afortunado a hacer la tarea. Cabe añadir que, aún en colegio privado, no todas las familias podían darse el lujo tener una enciclopedia. Tal vez era que los costes de producción y de impresión del papel, aunado a la gran demanda, daba un alto costo a las enciclopedias pero, lo que es cierto es que hoy en día, después del internet, resulta bastante extravagante (por describirlo de alguna manera) que alguien aún posea alguna enciclopedia en casa; es algo así como ver una pieza de museo. Tal vez, si usted lector, es de esos especímenes que como yo, guardan celosamente una enciclopedia en casa, no vaya a extrañarse que un día algún joven reconozca su reliquia (porque la vio alguna vez en internet) y lo observe a usted como a un verdadero ente extraterrestre.
Ya por cierta nostalgia, me gustaría apuntar las diferencias muy evidentes que reconozco entre la generación austera (o vieja escuela) y la cyber-generación (o nueva escuela), más por necesidad que por gusto, porque desde hace tiempo he querido plasmar estas diferencias en papel, vaya usted a saber porqué. Bueno… eso de “plasmarlas en papel” también suena primitivo porque el papel, para estos fines, ya casi ni se usa, pero definitivamente sí haré mi aportación en el siguiente artículo que les presente aquí, si al menos pueda servir como un poco de historia general. Y ya para finalizar les confieso a ustedes, curiosos lectores, que en verdad me da mucho gusto que sigan compartiendo algo de su tiempo a través de estos artículos que disfruto escribir por el solo hecho de escribir. Espero con mucho suspenso sus comentarios ya que todos y cada uno de ellos son una forma distinta de nutrirnos mutuamente. Una vez más les doy las gracias y, para contrarrestar este frío, les dejo un cariñoso abrazo.
Por: Carla Seldner/ Visita Peñasco, Diciembre 2012
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Adolescentes e higiene oral
Adolescentes e higiene oral
Los adolescentes suelen descuidar su boca, ya que por lo general se encuentran muy ocupados con la escuela, trabajo, deportes y actividades sociales que no encuentran tiempo para cepillarse los dientes, así como también tienden a comer mucha comida chatarra.
Todas estas combinaciones en la vida de un adolescente generan una situación destinada a la propensión hacia las caries dentales, por ello cuando se tiene un hijo adolescentes es muy importante saber como ayudarlos a proteger su salud oral, aquí les brindamos algunos consejos saludables para conseguirlo;
–Aliente a su hijo adolescente a tomar conciencia de la importancia de su salud dental; comenzando por desarrollar el habito del cepillado dos veces al día y usar hilo dental todos los días. Los adolescentes se preocupan mucho por su apariencia y deben comprender que una mala higiene oral puede conducir a las antiestéticas manchas en los dientes, mal aliento, pérdida de dientes y muchos otros problemas que afectará su apariencia junto con la aceptación social.
–Dé un buen ejemplo; los padres deben mostrar mucho interés en su propia salud oral, para transmitir el ejemplo a su hijo adolescente, con lo cual sus consejos tendrán más peso para él, que seguro copiará las acciones saludables que observa, ya que a veces “una imagen vale mas que mil palabras”.
–Tenga en abundancia elementos para la higiene oral en su casa; mantener una variedad de suministros dentales, así como cepillos de dientes suaves, hilo dental de seda de color o con sabor y pasta de dientes de buen sabor, representarán un incentivo más para estimular el habito de la higiene bucal en un adolescente.
Higiene bucal
Higiene bucal; Cuando tirar su cepillo de dientes
El cepillo dental es el instrumento de higiene más importante y debe recibir cuidados adecuados para que no se transforme en un foco bacterial, pero también es muy importante saber cuando ya ha cumplido con su función y es momento de cambiarlo.
Los especialistas aconsejan sobre el tema que la mejor manera de limitar las bacterias en el cepillo de dientes, es remplazarlo en una base regular. La Asociación Dental Americana recomienda tirar el cepillo de dientes cada tres o cuatro meses, pero si las cerdas están gastadas, si se atraviesa por una enfermedad o si se tiene un sistema inmunológico debilitado, se deberá cambiarlo más a menudo.
Con respecto a un cepillo de dientes eléctrico, se deberá tirar la cabeza tantas veces como desee descartar un cepillo de dientes desechable. Cada vez que se sienta la tentación de saltarse el cepillado o el uso del hilo dental, recuerde cuántas bacterias se esconden en la boca y lo que pueden hacer, así superara esa tentación casi instantáneamente.
Las bacterias son las causantes de la enfermedad de las encías (periodontal), las caries y mal aliento, por ello es tan importante el cepillado y uso de hilo dental, tan a menudo como sea posible para eliminar bacterias, pero igual de importante es la higiene de los elementos que utilizamos, así como su vida útil.
Un consejo saludable para adaptar a nuestra higiene bucal es; utilizar un enjuague bucal antibacteriano antes o después de cepillarse, para ayudar a reducir la placa acumuladora de las bacterias y responsable de problemas como la gingivitis,una forma temprana y leve de enfermedad de las encías.
Los beneficios de mascar chicle
Mascar chicle es un hábito que muchos de nosotros tenemos sin considerarlo útil ni saludable, pero su práctica no sólo es agradable y brinda frescura a nuestra boca, sino que, detrás de esa pequeña porción de goma de mascar se esconden una serie de beneficios, hasta el momento, poco conocidos.
Se sabe que la goma de mascar contiene xilitol y sorbitol, los cuales son azúcares alcoholes que no se absorben por completo en nuestro organismo ni pueden ser fermentados por las bacterias de nuestra boca, por lo tanto, son una gran recurso para barrer los desechos de la misma cuando se libera saliva sin propiciar el desarrollo de caries.
Por otro lado, una serie de estudios realizados han comprobado beneficios más interesantes de la práctica de mascar chicle.
Cuando se analizó la relación entre este hábito con el apetito y la ingesta de calorías, se comprobó que las personas que masticaron chicle después del almuerzo, disminuyeron su ingesta de calorías en un 8.2%, lo cual podría intervenir en el control del peso corporal.
Este efecto es consecuencia de la menor sensación de apetito que genera el mascar chicle, ya que se envían señales al cerebro que activan el proceso de saciedad.
Por otro lado, el hábito de mascar chicle produce un leve gasto calórico que oscila en las 11 calorías por hora, y además, el chicle sin azúcar permite calmar la ansiedad mediante la ingesta de un producto “dulce” sin azúcar ni calorías.
Otro de los novedosos hallazgos fue su intervención en ciertos aspectos de la memoria, ya que se ha demostrado que las personas que mascan chicle tienen un mejor proceso de aprendizaje y una mayor agilidad para pensar, lo cual se debería a un aumento de flujo sanguíneo haccia ciertas zonas claves del cerebro.
Pero no podemos olvidar su lado oscuro, ya que un tiempo atrás se descubrió que el efecto laxante del sorbitol y xilitol puede ser verdadermanete grave si se consume chicle en exceso.
Por ello, el chicle puede ser un alimento ideal para complementar tu plan de pérdida de peso, siempre y cuando no ingieras 20 gomas de mascar por día.
Además, no olvides que lo más importante para cuidar tu salud toda es llevar una vida sana, activa y equilibrada.
La Espinaca
Además de dar fuerza a los músculos protege la retina. En nuestros días, las investigaciones tanto clínicas como de laboratorio, han confirmado que Popeye, el famoso marino de los dibujos animados, tenía razón al comer tanta espinacas para obtener fuerza física. Además, se han descubierto nuevas aplicaciones dietoterápicas de esta excelente verdura, como su acción protectora sobre la retina y la visión.
La espinaca es posiblemente la verdura mas nutritiva de entre todas, aun a pesar de que solo aporta 22 calorías por cada 100g. Su contenido de proteínas es bastante elevado para una verdura. Su poder nutritivo se enfoca en su gran riqueza vitamínica y mineral, es que 100g. de espinacas aportan dos tercios de las necesidades diarias de vitamina A, una totalidad de ácido fólico o folato necesario diariamente y con gran beneficio para el embarazo.
Algunas investigaciones realizadas en países extranjeros han manifestado que las personas de 55 a 80 años que comen habitualmente la espinaca, presentan un menor riesgo de padecer pérdida de la visión. Además, la espinaca supera a la carne en proporción del hierro que contienen ambas, lo cual es fundamental para el combate de la Anemia.
Hoy mas que nunca cambia tu dieta y sustituye alimentos altos en grasas por verduras mas saludables. Pruébalo y sentirás la diferencia.
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