EL DULCE ENCANTO DE LA PLAYA EN INVIERNO

Es curioso a veces que los pueblos con mar o  los pueblos de playa multipliquen su encanto cuando comienza a hacer frío. No es lo mismo pasear por la playa en verano que en invierno.

Es hermoso pasear por la playa en verano, en bañador con los pies en el agua dejando que el sol nos queme la piel y derrita el frío del invierno sintiéndo la suave y perfumada brisa y el olor salado del mar en verano o pasear vestido en manga corta y con las chanclas en la mano sintiendo como atardece y como a medida que cae la noche la arena se vuelve mas fría.

Pero también es hermoso pasear por la playa en invierno con esa nostalgia de haber dejado atrás el verano y esperar impaciente al siguiente para poder meter los pies en el agua de nuevo y no helarte de frío.

Con el agua salitrosa impregnandonos el pelo que se encarga en desordenar el aire limpio, el viento marino del otoño, el cielo de color turquesa atardeciendo… en cada época del año hay distintos tipos de olas, las más frecuentes en verano son las olas largas y bajas que duran unos 15 segundos, nacen muy lejos de la costa, más allá del horizonte y rompen luego cerca de la orilla barriendo la arena.

La playa es distinta en invierno que en verano, las olas de invierno erosionan la playa y arrastran gran cantidad de arena hasta los rompientes que se encuentran a uno o dos metros de profundidad,toda esa arena de invierno, queda allí almacenada hasta que las largas y bajas olas del verano las rescatan y las devuelven a la orilla.

Recuerdos, tesoros invaluables cuando como encontrar una concha que la arena descubre con el oleaje, una piedra erosisionada por el agua hasta convertirla en la piedra más presiosa. Dibujar corazones con el nombre de tu amado (a) y esperar que el mar se lo lleve a lo profundo y lo guarde como uno más de sus tesoros. Y que sea eterno.

En fin…. es que la playa en invierno tiene un encanto diferente.