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24 de febrero de 1887

La Bandera Nacional, símbolo por excelencia de la unidad y la soberanía nacionales, surge y se transforma a la par de los grandes acontecimientos del desarrollo histórico de la patria. La necesidad de constituirse como un país republicano y democrático hizo indispensable la adopción de símbolos propios que reflejaran las características culturales y sociales de los mexicanos, para, de esa forma, sentar las bases de la nación mexicana. En 1810, el pueblo se levantó en armas acaudillado por Miguel Hidalgo, sublevación que marcaría un hito trascendental en la historia patria. El cura de Dolores tomó de la iglesia de Atotonilco un lienzo con la imagen de la virgen de Guadalupe, que se convirtió en bandera del sentimiento libertador en la lucha contra los opresores españoles.

Durante la primera etapa de la revolución de independencia, los insurgentes no utilizaron, de manera general, pabellones o insignias. A la caída de los primeros jefes insurgentes se erigió la figura de otro sacerdote, más cercano a la realidad social prevaleciente, José María Morelos y Pavón, quien daría a nuestro país la primera Constitución, la proclamación de su independencia y la ideología que cimentó las bases para el crecimiento político ulterior de nuestra patria.

La bandera que acompañó a Morelos en todas sus gestas hasta el año de 1814, consistía en un rectángulo de color azul, que en su centro tenía un rectángulo blanco estampado con un águila coronada, misma que se posaba sobre un nopal encima de un puente de tres arcos con las iniciales “VVM” (Viva la Virgen María). Lo importante del símbolo adoptado es que permitió reconocerlo como la enseña que reflejaba el espíritu nacional de libertad..

A la muerte de Morelos, la insurgencia careció de un líder que aglutinara y dirigiera el movimiento, por lo cual las insignias de este periodo cayeron en desuso. Diversas banderas han sido izadas durante el largo periodo del México independiente, variando la posición del águila en el escudo. El primer decreto que estableció las características del lábaro patrio fue dado a conocer por la Junta Provisional Gubernativa el 2 de noviembre de 1821. Dos años más tarde, el 14 de abril de 1823, el soberano Congreso Constituyente Mexicano decretó que el Escudo sería el águila parada sobre un nopal, agarrando con la pata derecha una serpiente en actitud de despedazarla con el pico.

La razón por la cual se tomó esta insignia como Escudo Nacional se debió al simbolismo que el pueblo azteca dio a sus elementos; el águila se identificaba con el sol, la serpiente con la diosa Coatlicue, mientras que el nopal y su fruto representaban el corazón humano. Tal imagen se originó en el momento de la fundación de México Tenochtitlán en 1325.

En el siglo XX, dos momentos presentan una significación especial en la historia de la Bandera Nacional. El primero, cuando Venustiano Carranza decretó la representación del águila que se incluía en el Código Mendocino, encargando a los artistas, Jorge Enciso y Antonio Gómez, la elaboración de un proyecto para establecer el modelo definitivo y oficial de los símbolos nacionales. Asimismo, Carranza reglamentó el uso de los tres colores del lábaro patrio con el águila de perfil, de acuerdo con las tradiciones indígenas. Obtenida la unificación de nuestra bandera, la nación mexicana la vio ondear por primera vez en Palacio Nacional el 15 de septiembre de 1917. El segundo, en 1934, porque a partir de ese año, mediante un decreto, se conmemora el Día de la Bandera, y desde entonces se celebra cada día 24 de febrero, dicha festividad sería reconocida hasta 1984, año en el que se ratificaron las características de los emblemas de la Nación. Con este ordenamiento jurídico se inició una nueva etapa para fortalecer el culto y respeto a los símbolos nacionales.

Historia de San Valentín

 

La voz popular ha hecho de este santo el patrón de los enamorados, posiblemente porque durante estas fechas en los países nórdicos los pájaros se aparean o porque, según una tradición, en el tiempo en que vivió san Valentín, en el cual la religión cristiana estaba perseguida, él, a escondidas, casaba a las parejas bajo el ritual de la Iglesia. Algunos creen que es una fiesta cristianizada del paganismo, ya que en la antigua Roma se realizaba por este tiempo la adoración al dios del amor, cuyo nombre era Eros y a quien muchos simpáticamente le han pasado a llamar Cupido. También, y hace muchos siglos, fue tradicional en Inglaterra (se calcula que en los siglos XVII y XVIII) la “fiesta de los valentines”, donde se elegían a hombres y a mujeres para formar pareja. Sea como fuese, San Valentín casi por sorpresa suya, es el patrón de todos los enamorados y de todas aquellas personas que quieren tener a una amiguita o a un amiguito para que les acompañe no solamente en ir al cine, a la discoteca o bien a cenar, sino también para formar una familia “ser felices y comer perdices”. San Valentín goza de mucha popularidad sobre todo en los países de habla inglesa: Estados Unidos y Gran Bretaña y también en buena parte de todo el continente europeo. Desgraciadamente, los grandes centros comerciales aprovechan para hacer del 14 de febrero (fecha de la onomástica del santo) un gran dia de consumismo, al estilo de la Navidad, y una semana antes de la fiesta ya anuncian todos sus productos como si fuera el fin del mundo. ¿Pero… quien fue San Valentín? La verdad es que hay muy poca cosa de él. Sabemos que era un sacerdote que nació en Roma a mediados del siglo III y que gozó de un gran prestigio en aquella ciudad hasta el punto que el emperador Claudio II lo invitó a su palacio para mantener una conversación y conocer de esta manera el porqué de su fama. Según la tradición, Valentín aprovechó aquella ocasión para hacer “propaganda” de la religión cristiana y convencer al emperador para que siguiera los pasos de Jesús. Aunque en un principio Claudio II se sintió atraído por aquella religión que los mismos romanos perseguían, los soldados y el propio Gobernador de Roma, Calpurnio, le obligaron a desistir y organizaron una campaña en contra de nuestro santo. Claudio no tuvo más remedio que hacer marcha atrás y mandó a Calpurnio que lo procesara. Pero aquella misión la llevaría a cabo el lugarteniente del gobernador, Asterius. Cuando fue llevado ante él, éste se mofó de la religión cristiana y puso a prueba a Valentín. Bajo un tono de burla, le preguntó si sería capaz de devolver la vista a una hija suya que era ciega de nacimiento. Valentín aceptó y en nombre del Señor obró el prodigio. Asterius y toda su familia se convirtieron al cristianismo, pero Valentín no se salvó del martirio, ya que temiendo una rebelión del ejército romano y de los paganos, el emperador lo mandó ejecutar. Era el año 270. Los restos mortales de San Valentín se conservan actualmente en la Basílica de su mismo nombre que está situada en la ciudad italiana de Terni. Cada 14 de febrero se celebra en dicho templo, una acto de compromiso por parte de diferentes parejas que quieren unirse en matrimonio al año siguiente.

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Puerto Peñasco es el lugar más hermoso que he visto en México! Nos encantó nuestro hotel, el staff fue muy amable y muy atentos, Gracias!

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